Es
común en A. Ferguson imponer alineaciones que sorprendan a la
opinión pública. O, al menos, que no se esperan. A pesar de haber
jugado en Premier League en las últimas fechas con P. Jones en la
zona central y todo apuntara a una confección con tres jugadores en
la zona central para frenar la actuación en Özil y reforzar las
ayudas en el sector de Rafael, lo elegido hacía referencia al
esquema normal, sin variaciones, de 4.2.3.1 con 4.4.2 en fase
defensiva. Kagawa y Welbeck formaban junto a Rooney y Robin van
Persie y la presión se mantenía como se preveía: en bloque medio,
con el hombre más adelantado a la altura del centro del campo. Los
cambios de posición entre los cuatro hombres mencionaron se
producían de tal manera que Kagawa era el acompañante de Robin van
Persie y Rooney jugaba para el colectivo, sacrificando su calidad y
su juego para taponar la banda donde habitaba C. Ronaldo. Una vez más
el aporte individual para el equipo pesaba más que la actuación
personal. Y eso, en un jugador del nivel del inglés, es realmente
elogiable.
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Espacios a la espalda de los MC's |
El
primer periodo el Real Madrid fue superior, creó y generó ocasiones
de gol de una forma continuada. Pero el discurso del Manchester
United contemplaba que en las jugadas a balón parado se obtuvieran
réditos máximos. Y, quizás siguiendo un guión con posibilidades
diversas dibujado por A. Ferguson, el anhelado gol en territorio
ajeno se producía mientas el partido discurría en un parecer muy
favorable a los locales. No obstante, esa estructura defensiva y esa
organización con dos líneas de cuatro jugadores muy juntas poseía
lagunas en ciertos momentos. Lagunas propias a la inteligencia del
jugador rival (Özil) que buscaba los espacios a la espalda de P.
Jones y Carrick. C. Ronaldo, consciente de la presencia de Rooney por
su banda, también realizaba diagonales hacia el medio buscando
desconcierto en los centrocampistas del ManU. Para fortuna de los
ingleses no se produjo ningún gol cuando se producían estas
variantes. Sí, sin embargo, cuando el jugador portugués buscó
desestabilizar por la otra banda mediante juego aéreo. Y ahí,
rememorando el gol en Moscú visitendo la camiseta roja, regló otra
pincelada apta para gourmets.
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4.4.2 en fase defensiva |
Con
un guión ligeramente favorable para el Real Madrid en la segunda
parte se optó por un intercambio de golpes que, curiosamente, no se
podía definir como favorable para los locales. La locura de las
transiciones rápidas se implantaba en el juego de ambos cuando la
necesidad para el equipo español no residía en tal circunstancia.
Esto dio ocasiones de gol al ManU hasta tal punto que sólo la mala
actuación del que acostumbra a ser infalible (RVP) salvó un
resultado que podría haber sido más abultado y, por tanto,
definitivo. Aunque, en lectura positiva para los intereses propios,
el Real Madrid debe considerar que la participación de David de Gea
influyó en el resultado de forma directa. El portero español,
criticado en Inglaterra y siempre discutido, supo presentar sus
credenciales en un territorio y en un escenario digno para la
alabanza. Porque sus reiteradas paradas, que superan en número a las
previsibles en un partido de estas características, fueron el
complemento perfecto al planteamiento exhibido.
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Giggs - Rooney en banda |
Ahora,
sabiendo que el Real Madrid debe proponer en Old
Trafford y,
como mínimo, anotar un gol, la entidad inglesa afrontará el choque
decisivo con la garantía de que contará con espacios en fase
ofensiva. Al menos con la certeza de que la portería rival no va a
situarse a tantos metros de distancia como en Madrid. Y esto es
posible porque el primer partido estaba condicionado a lo venidero.
Así, sin lugar a la especulación, la Vuelta posee tintes dignos de
la UEFA Champions League. Y realmente, si se establece con una
mentalidad serena, las opciones para cada uno siguen estando parejas.
Eso que gana el espectador.
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