Tan
censurable es la actuación en Anfield como
elogiable la temporada, hasta ese evento, por parte de Arsenal. La
contraposición de calificativos se ha producido en tan sólo 20
minutos. Los que ha querido el Liverpool que duraran las expectativas
de triunfo de los visitantes. Siendo ello parecido, por lo abultado y
lo llamativo, a lo vislumbrado hace escasas fechas v Everton, lo
cierto se evidencia con que la superioridad demostrada ante el equipo
de A. Wenger no es comparable. Por amplia, robusta e insultante. Y en
estas situaciones la percepción varía entre el acierto de unos y el
caos de los restantes. En este escenario tal pesquisa torna como
efímera. Con todo lo que ello conlleva.
Porque
en clave Arsenal el partido de la jornada 25 de la Premier
League puede resultar
catastrófico. En pleno mes de Febrero, a escasos días de afrontar
las fechas en las que se juega el grueso de las opciones reales para
campeonar en las diversas competiciones a disputarse, la situación
ha virado. En exceso. No ya por el marcador (5-1) ante un rival que
ocupa puestos europeos sino por la actuación y lo desplegado en el
terreno de juego. El aficionado gunner,
obviamente, no va a encarar los decisivos choques venideros con la
confianza que poseía a lo largo de la presente temporada. Incluso no
será semejante a la propia tras la derrota en el Etihad
Stadium (6-3) ante otro rival
directo. La presente es más grave. Más profunda. Por las formas.
Por el fondo.
En
la primera jugada del partido, una falta lateral, se encaja el primer
gol. Por fallo del marcaje. En el primer córner en contra se encaja
el segundo gol. Por fallo en el marcaje. Ante el mismo protagonista.
Realmente complejo de entender es cómo Skrtel comienza el desmarque
desde el segundo palo hasta la posición central del área rival sin
oposición alguna. Tan solo en el momento del golpeo con la cabeza
aparece una figura del Arsenal mínimamente incómoda (Koscielny),
insuficiente para erradicar lo esperado. Se deja sin marca individual
a uno de los principales activos rivales en jugadas a balón parado.
Al jugador que ya te ha endosado un gol en el primer minuto de juego.
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A
partir de ahí fallos en pases sin trascendencia, pérdidas de balón
en zona central y espacios concedidos a la espalda de la defensa. Esa
pareja, la conformada por Koscielny y Mertesacker, ha sido (y está
siendo) una de las claves para entender el óptimo resultado del
Arsenal en la 2013-2014. Ahora bien, su participación ante el
cuarteto ofensivo rival no se puede definir con ningún matiz
positivo ni merma de negatividad en la sentencia. No obstante, la
responsabilidad de lo ocurrido se dispersa por la totalidad de los
jugadores elegidos en el once titular. La pareja Arteta – Wilshere
nunca fue capaz de asegurarse como dominante en el centro del campo,
quedando desestructurados con pases cercanos a su zona de influencia.
La
cuestión, principalmente, reside en descubrir si lo experimentado se
debe a un evento en concreto o se alarga en el tiempo. Duración
espacial que, a su vez, no disfruta el Arsenal porque el calendario
inmediato les pone a prueba en estas cuestiones competitivas. La
mejor temporada que se recuerda en Londres, en la zona de
Dayton Park, corre grave peligro de erradicación por los efectos que
pueda conllevar lo desplegado en Anfield. Lo
sufrido.
Calendario
inmediato de Arsenal: v ManU, v Liverpool, v BM, v Sunderland, at
Stoke, v Swansea, at BM, at Spurs, at Chelsea, v ManCity.
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