El
juego al primer toque en el fútbol es algo extraordinario. Cuando se
alcanza la máxima expresión estética en esta faceta los dibujos
que traza el balón se ubican cerca de la armonía. Porque, sin
ningún tipo de duda al respecto, la esencia del juego reside en la
velocidad. Tanto en la mental como en la mecánica, la que lleva a
actuar. En pocas ocasiones se vislumbra un ejemplo de combinación al
primer toque con alto grado de efectividad. Ello se debe, obviamente,
a la complejidad del asunto. Pero, también, a la conceptualización
que realiza cada equipo para conseguir lo que todos anhelan: la
victoria. Así, la manera de jugar de cada equipo, o la filosofía
desplegada en el terreno de juego, es un factor determinante para
entender los porcentajes que posee cada entidad para realizar algo
tan óptimo y estilístico como las transiciones a un toque.
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Primer pase |
Con
motivo del Schalke v B. Dortmund se
ha tenido la oportunidad de vislumbrar un acontecimiento de máxima
estimulación. La perfección en la consecución de la acción se ha
visto magnificada por el acierto último, por la consecución del
objetivo final. El gol de Lewandowski se define como una
concatenación de pensamientos en décimas de segundo, transmisión a
los pies de lo imaginado y realización adecuada al entrar en
contacto con el balón.
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Segundo pase |
En
tres tomas, en tres pases, el conjunto de J. Klopp ha sido capaz de
circular el balón desde el centro del campo al área rival. Todo en
movimiento. Todo en transición. La jugada interpreta lo bello al
aunar las variantes de la paleta transitoria. Fugaz.
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Tercer pase |
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