La
temporada pasada, siendo de transición y sin ninguna exigencia
elevada, el O. Lyon habitó
por Ligue1 sin el protagonismo que acostumbra. Y esta situación
cambió radicalmente al inicio de la presente por el contexto
reinante. Esto es: objetivo de plaza de UEFA Champions League y
distancia respecto a PSG no excesivamente abultada. Alargada. Una vez
erradicado el momento de forma por el cual se consiguió minimizar la
diferencia con los parisinos, y estando el título de Ligue1
etiquetado, los recursos del equipo de R. Garde se trasladaban, de
manera directa, al origen, a la vuelta a la máxima competición
europea.
En
el tramo final de la campaña la visita al Stade
de la Mosson
se definía, en un principio, como una de las más complejas a
experimentar. Condicionado por la lesión de Lacazette, y siguiendo
lo implantado recientemente, R. Garde colocó a Gourcuff junto a
Grenier en la alineación titular. Así, y ante la falta de un
extremo puro, el primero fue el encargado de transitar por la zona
izquierda del terreno de juego, tratando de imitar el concepto al
desplegado por Z. Zidane. Y el paralelismo, simplemente metafórico,
se establece por las comparativas que se realizaron en el inicio de
Gourcuff con el otrora “10” francés. Pero, más allá de lo
imaginario, lo realmente sentenciador se ubica en que Grenier
mantenía su radio de acción en zona central. No era él, inquilino
primerizo, el que modificaba su posición.
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Belhanda retrasado en zona central |
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Belhanda MP |
El
esquema, por tanto, se dibujaba con un 4.3.3 o 4.1.4.1 dejando a
Gonalons sin presencia amiga en el centro del campo. Era el único
pivote del equipo y tanto Grenier como Malbranque se situaban unos
metritos por delante. Como interiores. Se erradicaba pues la figura
del mediapunta y se intentaba dar consistencia al ataque juntando una
línea de cuatro hombres que pudiera dar fluidez a las combinaciones
en ¾ de campo rival. Situaciones que, curiosamente, no se dieron.
Por el planteamiento propio y por la actuación rival.
Si
los focos se centraron sobre una figura en especial, y de forma
perenne, ésa traza los rasgos de Belhanda. La gran sensación de la
temporada pasada abandonó el doble pivote que llegó a ocupar en
ciertos partidos y volvió a implantar su juego en la mediapunta.
Donde mejor rinde. Donde se sabe diferencial. Y donde demostró ser,
a un nivel elevado, un jugador capaz de condicionar el devenir de un
partido. La falta de recursos de los dos mediocentros del Montpellier
(Stambouli
– Dabo) originó que el marroquí tuviera que situarse cerca de los
defensas propios para intentar dar una salida al balón más
clarividente. Y esto, una vez sopesadas las ventajas y los
contratiempos, resultó por ser anecdótico. Por negativo.
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Formación O. Lyon |
La
lectura del partido se elevó de manera exponencial en rasgos óptimos
cuando, conscientemente, se decidió habitar continuamente por donde
sólo existía una presencia mínima rival. Esto es: por donde jugaba
Gonalons. Porque el cambio de sistema del OL generaba ese riesgo y
Belhanda lo aprovechó para confeccionar una de las actuaciones más
completas y de nivel en un jugador de Ligue1. No
doubts. Catalizador
de toda acción coherente de juego, su capacidad para interpretar
diferentes fases del partido es tan elogiable como estimulante.
Quizás se tarde tiempo en volver a ver al marroquí dando una
exhibición como la descrita. Los jugadores tan delicados lo generan.
Incluso en la derrota.
Fin
a la época de Girard en Montpellier, técnico que conquistó la
Ligue1 hace escasos meses. Nicollin confirma el fichaje de J.
Fernandez.
Contra
el Inter lo planteó mínimamente y contra la Lazio lo definió de
inicio. A. Conte ha decidido, en el tramo final de la temporada,
jugar con todos los mediocentros disponibles y un solo delantero. En
las últimas fechas se ha hecho referencia a la necesidad de alinear
a P. Pogba por su estado de forma y nivel, no señalando a ningún
compañero en la zona central. Por lo que, obviamente, para que ello
se produzca todos deben estar presentes. Y así se establece. La
contrapartida principal que esto genera es la falta de recursos
ofensivos porque, a pesar de las llegadas de A. Vidal y Marchisio
(fundamentalmente), el bagaje ofensivo al término del partido es
escaso.
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Espacios tras Pirlo |
La
disposición situaba a Marchisio como mediapunta, siendo el más
adelantado de los mediocentros y el más cercano a Vucinic. Pero ésa
no es su posición. Vidal y Pogba habitaban por delante de Pirlo y
éste, en ocasiones, veía su posición arrebatada por actividad del
adversario. Este hecho es un gran hándicap del sistema implantado:
al tener que estar más presentes en ataque los dos interiores los
espacios que se conceden cuando el pivote falla son amplios. Y ahí
Boateng supo ubicarse. Principalmente porque el AC
Milan también
cambió su formación y se estableció durante los 90 minutos con un
4.2.3.1. En principio, y en teoría, el centro del campo visualizaba
superioridad de la Juventus,
si bien lo descrito y realizado por el africano suponía mayor
peligro.
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Pogba, Vidal y Marchisio en campo contrario |
Con
un ritmo lento y sin excesivas ocasiones de gol, el partido hizo ver
que las necesidades del equipo de Allegri se definen a raíz de la
tercera posición en Serie A. Se exhibió la jornada anterior en el
choque v Napoli y en el presente, no arriesgando bajo ninguna
circunstancia neutral y con la garantía del que se sabe apto para
conquistar el objetivo. Pero todo torna cuando el marcador es
adverso, si bien las variantes fueron “hombre por hombre”, y una
vez el máximo rival para la consecución de lo anhelado se ubica a
una distancia mínima. La estadística de 14 partidos seguidos en
Serie A sin conocer la derrota se ha erradicado en el Juventus
Arena.
Hacía referencia la misma a la totalidad del 2013. Algo ya pasado.
En el pasado.
Calendario
inmediato de AC Milan: v Catania, v Torino, at Pescara, v Roma, at
Siena.
Calendario
inmediato de Fiorentina: at Sampdoria, v Roma, at Siena, v Palermo,
at Pescara.
La
reaparición de G. Bale se producía en White Hart Lane.
Tras ver cómo su equipo quedaba
eliminado, en su ausencia, de la UEFA Europa League y con la
necesidad imperiosa de conseguir una victoria ante la escuadra de
Roberto Mancini. El margen de error, llegado Abril, es mínimo, casi
inexistente, y las cuentas siempre se realizan contabilizando los
partidos propios como victorias. Aunque la empresa sea compleja. Como
en esta ocasión. El Tottenham
de
André Villas-Boas no hace distinciones entre lo inesperado y lo
inalcanzable. Hasta que no se produzca tal definición, lo realizable
es elogiable. Y adecuado.
Como
si fueran conscientes de que el espectáculo ofrecido en el primer
periodo no había sido el adecuado, ni el esperado, ni siquiera el
permitido; la salida del vestuario de ambos conjuntos fue tan
explosiva como estimulante. Por lo que suponía y lo que dejaba
entrever que iba a acontecer. Así, el Liverpool tuvo como
máximo exponente principal a Sturridge, recién incorporado a la
contienda. Su participación junto a Luis Suárez se hizo con los dos
jugadores en el centro del ataque, compartiendo horizontal y
conjuntándose en desmarques y movimientos.
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