sábado, 11 de agosto de 2012

Una base sólida


Varias reflexiones surgieron, de manera enlazada, el pasado 4 de Agosto cuando se conocieron los cuatro SemiFinalistas de los Juegos Olímpicos en la disciplina de fútbol. Ésa en la que, dictado por norma establecida en el reglamento, se permite la participación de hasta tres jugadores que superen los 23 años de edad. Ésa que tantas críticas recibe por su inmersión en este evento de máxima difusión. Pero, como pensamientos firmes, lo visualizado ha tornado en algo prolongado en el tiempo. Por ello es de notable necesidad hacer un recordatorio del periplo que lleva realizando México y de los dos puntos básicos de partida. A saber:

1.       El trabajo que lleva realizando México en categorías inferiores a lo largo del último lustro es digno de elogio. Por estructura y nivel.

2.       Asia y Sudamérica protagonistas de las SemiFinales de fútbol (JJOO). Los primeros llevan seis años evolucionando. Los segundos toda la vida.

En el 2009 dos jóvenes jugadores entraban a escena con la selección Absoluta. Carlos Vela y Giovanni dos Santos, contando 20 años cada uno, fueron protagonistas del triunfo de la Concacaf ante USA. Aquel torneo sirvió para demostrar la superioridad del combinado durante todo el campeonato, destacando la victoria en Cuartos de Final v Haiti por 4-0 y la exhibición en la Final at USA por 0-5. Sólo Costa Rica supo mermar el potencial de México en las SemiFinales, siendo la cita que se recuerda como más complicada. Efraín Juárez y Ochoa fueron, finalmente, los acompañantes de lujo a unas figuras que prometían un futuro positivo.

México, medalla de oro

No obstante, es en las categorías inferiores donde mayores resultados se ha conseguido en las fechas recientes. Así, comenzado Abril de 2011 el combinado U20 tenía otra Concacaf como torneo señalado. Ya hablamos de Diego Reyes (1992), Araujo (1991), Enríquez (1991), U. Dávila (1991), Orrantía (1991)… y otros tantos que consiguieron poner, otra vez, a México como campeón y referente en el trabajo de cantera. Este título provocaba, además, ser partícipe del Mundial U20 a disputarse en Colombia.

Antes de disputarse ese campeonato en Colombia la selección Absoluta y la U17 eran noticia. La primera por ganar una nueva edición de la Concacaf ante USA contando con jugadores ya conocidos como G. dos Santos, Javier Hernández, E. Juárez, Guardado… Eran miembros importantes de la máxima representación del país. Pese a su juventud eran referencias. Y México se enorgullecía de ello.

Llegado el mes de Julio la nueva generación de 1994 competía por primera vez en un torneo de alta relevancia. El Mundial se jugaba en tierras nacionales y la expectación era máxima. De ese espléndido campeonato se centraron las miradas en J. Gómez, Fierro y Espericueta. Fueron los tres mejores jugadores del torneo y para el recuerdo ya permanece la SemiFinal at Alemania. La consecución y la forma de la misma propiciaron críticas inmejorables y sirvieron, a su vez, para mantener las buenas referencias sobre el trabajo mexicano en categorías inferiores.

Una vez en Colombia, ahora con los U20, otro Mundial era de obligada visión. D. Reyes, Araujo, Orrantía, Enríquez, U. Dávila… y E. Torres (1993) como novedad. La continuación a torneos anteriores se mantenía y la generación de 1991 se plantó en las SemiFinales ante una Brasil que contabilizaba sus jugadores por estrellas en sus equipos. El tercer puesto final conseguido era una constatación más de que la senda marcada se cumplía de manera prodigiosa. Los ciclos se cumplían y el abastecimiento de nuevos jugadores era continuo.

Por todo ello no ha sido algo novedoso que el combinado U23 configurado para disputar los JJOO en Londres se definiera como una de las candidatas a disputar las rondas finales. D. Reyes, Araujo, Enríquez, G. dos Santos. Los nombres son conocidos, los hombres poseen un mayor nivel futbolístico. Es el patrón marcado en la Federación. Los bloques se varían en escasas ocasiones y en números reducidos. El triunfo en la Final v Brasil no se esperaba realmente. Pero el haber conseguido llegar al último partido refleja el trabajo realizado y cómo, a lo largo del último lustro, se ha sido protagonista en la mayoría de los torneos jugados. Llegados a este punto México se debe plantear el Mundial de 2014 en Brasil como una cita en la que ser, definitivamente, una referencia mundial. El objetivo es factible.


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