domingo, 2 de junio de 2013

Sin ideas ni recursos


Una de las cunas del fútbol, en su vertiente más internacional, se ubica en el denominado Maracaná. Ese estadio ya mítico en Río de Janeiro ha visto su cambio de imagen como una oportunidad única para convertirse en el exponente máximo de todo un país. Ése, precisamente, es el responsable de una de las mayores canteras de jugadores que a lo largo de la historia contemporánea han tenido lugar tanto en Sudamérica como en Europa. Los rinconcitos en los que no aparece un brasileño formando parte de un combinado profesional son tan insospechados como reducidos. Y como imagen del próximo Mundial 2014 el simbolismo del pueblo brasileiro se exhibía en compañía. Sin erradicar la presencia de nadie. De nada.

La Inglaterra de R. Hogdson, difícil de calificar en la idea matriz y complicada de elogiar en el juego, era la encargada y privilegiada de inaugurar el nuevo Maracaná. Los locales, conocidos sin necesidad de presentación, encaraban el partido con el conocimiento de la premura en la puesta a punto. En la culminación del apartado físico que, posteriormente, habilita el trabajo para la puesta en escena. Para la práctica. Siendo primordial la distinción entre habilitación y ejecución, no estando ambas implicadas y tan sólo relacionadas por la cercanía de ambas fases. Encaraban el partido con la responsabilidad y exigencia del que se sabe examinado al detalle. Y demandado con un claro objetivo, casi único: conquistar la Copa Confederaciones 2013.

Por la cercanía de mencionado torneo y por el reducido número de partido exigentes que afrontará Brasil en su preparación para el Mundial 2014 era interesante conocer los automatismos, de producirse, existentes en el combinado más laureado históricamente. De tal manera, y como ejercicio enriquecedor cognitivamente para encarar la próxima cita, varios puntos se exponen como comunes a lo desplegado.
  1. Salida de balón
Inglaterra planteó una línea de cinco futbolistas en el centro del campo. Sólo W. Rooney se descolgaba para iniciar la presión, si bien la separación era mínima y la conjunción en los movimientos era tan evidente como productiva. Esa idea de R. Hogdson, tan arcaica como arbitraria, supuso un grave problema para Brasil en la salida de balón. Si bien es cierto que cuentan con dos centrales aptos en esta faceta (David Luiz, Thiago Silva), lo ocurrido se cataloga como un naufragio en la generación de juego desde primera línea de posesión. Los recursos para intentar superar la línea defensiva rival consistieron en: 1) Balón aéreo a uno de los laterales. 2) Retroceso de uno de los mediocentros para liberar la subida, con balón, de uno de los centrales.

Línea 5 efectivos

Balón aéreo en salida de balón




























En ningún momento Brasil encontró la fluidez y clarividencia necesaria para afrontar la superación de este evento y, por consiguiente, las combinaciones eran imprecisas e impredecibles. Pero, como síntoma intrínseco, se evidencia la configuración del centro del campo. Consiste en un doble pivote habilitado por, en esta ocasión, Paulinho y Luiz Gustavo. Ninguno de los dos posee, como característica óptima, una depurada visión de juego. Pero la presencia de ambos es necesaria porque, según lo implantado por L. F. Scolari, la inclusión de cuatro hombres en ataque es innegociable. Sobre todo en la línea de tres inmediatamente después del centro del campo. Esto es: Neymar, Oscar y Hulk con las variantes de Lucas Moura y Bernard (en menor medida). Todo ese conglomerado de efectivos ofensivos, que en cualquier momento pueden decidir un partido, supone un doble pivote como el referido. Y unido al planteamiento rival la salida de balón se resiente. En exceso. Porque, en definitiva, se trata de las recepciones que tienen que experimentar los delanteros.
  1. Exceso de presencia en zona central
Fue permanente vislumbrar a varios jugadores de Brasil interactuar, o intentarlo, por zonas centrales en campo rival. El máximo exponente de ello fue Daniel Alves, con posesión de balón, habitar en áreas de acción reservadas, en teoría, para centrales o mediocentros. La escasez de apartados correctamente realizados en los requisitos de la salida de balón generaban una recurrencia claramente contraproducente. Precisamente cuando la generación de juego es deficiente las subidas de los laterales tornan como decisivas. Incluso imperiales. Filipe Luis sí supo interpretarlo de tal manera, no siendo un suceso homogéneo en el costado contrario.

Daniel Alves centrado


Conglomeración de jugadores de Brasil



























A esto se le unían las diagonales de Oscar y Hulk a zonas centrales, con la consiguiente presencia conjunta a la de Neymar y Fred. Los recursos de Brasil para abrir campo y ensanchar las distancias entre los defensas rivales se eliminaban por el propio despliegue local. Se jugaba en pocos metros, en parcelas muy reducidas, y el contexto favorecía a Inglaterra. De forma radical. La nulidad de variantes planteadas por Brasil suponen un debe en el desarrollo de sus principales virtudes. Quizás por mezclas de conceptos en las características de cada uno. Incorrectos, como ha quedado demostrado, y opacas.
  1. Neymar como figura central
Primeramente es necesario que quede establecido el patrón de juego más efectivo para Brasil en referencia a Neymar. Las opciones son: 1) Neymar partiendo desde banda, jugando como extremo, y realizando diagonales a parcelas centrales. 2) Neymar interactuando en estático en la mediapunta.

Neymar retrasado

La resolución de este debate es tan necesario para Brasil como para su nuevo equipo, FC Barcelona. En clave nacional es evidente que va a disfrutar de muchos minutos jugando como mediapunta, detrás del delantero. O, lo que es lo mismo, lo que se ha referido como “interactuando en estático en la mediapunta”. Ahora bien, esto genera que un jugador más adecuado a estos requisitos, como lo es Oscar, tenga que desplazar su ubicación a la banda. Esta colocación permite que Neymar se libere, en gran medida, de tareas defensivas y que el despliegue físico de Oscar tapando la subida del lateral contrario sea elevado. Tanto que su juego lo resienta. Como nota novedosa cabe resaltar que en los últimos 24-20 minutos de la primera parte Neymar cambió su posición con Hulk, pasando éste a ocupar la mediapunta y el primero la banda izquierda. Oscar, el más apto de los tres para jugar detrás de Fred, no obtuvo minutos en esa demarcación.

Espacio generado en la mediapunta

Ante la falta de recepciones y nulidad de su equipo para aportar pases a ¾ de campo que superasen líneas de presión, Neymar optó por retrasar su posición para entrar más en contacto con el balón. Obviamente esto no supuso una mejora en la transición combinada de Brasil pero sí favorecía a las tareas defensivas de Inglaterra. El espacio generado por su merma de metros no era aprovechada por ningún efectivo de Brasil y la actuación de M. Carrick y P. Jones, en ese aspecto, era más favorable. Desubicado uno e inmovilizado otro el paso del tiempo suponía la agonía para los locales. En escasas jornadas comienzan pruebas reales. Sin margen de error. Con el reclamo elevadísimo. Se conoce lo que se persigue, no el camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario