domingo, 11 de abril de 2010

"La afición del Atlético ya no es del Atlético de Madrid, es afición de otra cosa"

Entrevista al periodista José Miguélez, redactor jefe de deportes en el diario Público.
P. En la emisora de radio COPE, junto al director del programa deportivo ElTirachinas, José Antonio Abellán, realizó un trabajo de investigación que se fue a denominar “las mentiras del EGM”.
R. Correcto. Maravilloso trabajo de investigación.
P. ¿Se ha sentido siempre en dicha emisora con total libertad para opinar, trabajar y argumentar sus opiniones, es decir, nunca se ha sentido coartado como pudo ser en El País con el caso de de la Morena?
R. No pero aunque yo recibí esas presiones de de la Morena la entrevista salió como la había hecho yo. Una cosa es que tenga la presión pero a mí en El País me han dejado trabajar siempre con absoluta libertad. Sólo el incidente final de tener que dejar la Cope… Pero yo he podido trabajar con absoluta libertad. Y efectivamente, en el único punto en el cual he recibido presiones, pero que me las he saltado y no ha pasado nada, ha sido con de la Morena. Y en la Cope siempre he podido decir lo que he querido. Abellán concede una libertad absoluta para que cada uno emita sus juicios. Otra cosa es que él también se reserve el derecho de si lo que yo opino no le gusta decírmelo abiertamente en antena. He trabajado y sigo trabajando con absoluta libertad. Aunque también ha habido presiones, y no de Abellán, por intentar controlar las informaciones, pero tanto Abellán como yo nos las hemos saltado siempre.
P. Hablando de Abellán, está el nombre en boca de todos por lo que ocurrió con el caso Calderón.
R. Otro ejercicio de investigación fabuloso.
P. Usted, con los datos en la mano, con todas las informaciones, ¿lo hubiera publicado también o habría tenido cierto reparo por lo que incluso usted en el blog del diario Público el 12 de septiembre de 2008 publicó con el título de: “una pistola en la sien de Abellán”?
R. Pero yo creo que ahí fui de la mano de Abellán. Lo que publicó Abellán yo lo hubiera publicado porque de hecho de alguna manera yo me siento partícipe. Durante los dos primeros años más directamente porque era subdirector de El Tirachinas y durante el último año como mano derecha aún de Abellán y como colaborador de Cope y por los intentos que yo he hecho de publicar, aunque con dificultades aquí, parte de esa información. Sí es cierto que aquí no se dejó publicar eso de esa manera pero el episodio ese de la sien, evidentemente, ya no es tanto por la libertad que uno tenga si no por las amenazas que recibes. Y ahí sí que reconozco que si esas amenazas las llego a recibir yo lo mismo me cago porque que le pare en la m-30 un tío y le ponga una pistola en la sien y le rocíe los ojos con espray de pimienta y le diga: “deja de hablar de Calderón”; acojona.
P. Y, ¿no le sorprende que ciertos directivos de diversos clubes de fútbol tengan tanto poder como para extorsionar, amenazar…?
R. No me sorprende porque ya he aprendido a convivir con ello. Bueno, a esos extremos no. Lo que hizo Calderón no es normal. Si hablas en general del poder que tienen los presidentes yo creo que es normal porque es la batalla de todo por el poder. Lo de Calderón fue un episodio de delincuencia y los delincuentes se comportan así cuando ven que su chiringuito se lo tocan. Aunque tampoco sé si fue el presidente, no se llega a saber si es el presidente el que directamente provoca eso de las amenazas. Lo hicieron en su nombre pero Calderón dice que no tuvo nada que ver. Eso está en los tribunales.
P. ¿Qué opina sobre que el fútbol sea, no cada vez más, sino un negocio que un deporte de entretenimiento?
R. También hay que aceptarlo. Es evidente que es un negocio, que no es un deporte el fútbol profesional y es algo contra lo que peleo o intento pelear cada minuto de mi profesión. Creo que soy el periodista que con más energía critica o pelea cuando alguien de los que están en un equipo atenta contra los valores románticos de ese equipo. El último episodio ha sido el de Forlán que creo que ante, para mí, la sorprendente pasividad mediática general que han consentido lo que no tiene ninguna disculpa; he sido el único que ha atacado virulentamente casi a Forlán. Y se ha convertido en un negocio y los beneficiarios de ese negocio que son presidentes, jugadores, entrenadores, medios de comunicación; deberían velar porque el fútbol no perdiera, con ese contenido de negocio los valores esenciales de pasión, de juego, de romanticismo.
P. Gran culpa de ello la tiene la prensa deportiva.
R. Todo es cómplice. Todos los que nos beneficiamos de este negocio somos cómplices de que el fútbol haya perdido sus valores esenciales, porque no interesa. Para el negocio no interesa.
P. Ahora que nombra lo de Forlán con todas las críticas que usted le ha realizado, ¿qué sentimiento le deja a usted que la afición le siga cantando mientras él se ríe de esa hinchada?
R. Sinceramente una profunda decepción con una afición que en tiempos fue ejemplar, que lleva muchos años castigada y que demuestra con su comportamiento diario, con su resignación y con su pasividad ante cosas intolerables que han acabado con ella y que ya no es la afición del Atlético, es afición de otra cosa. Al final, de alguna manera, se está mereciendo el destino que tiene.
P. En cuanto a que el fútbol es un negocio, ¿puede residir cierta culpa en que existan propietarios de un club como pasa en el Atlético de Madrid con Cerezo y la familia Gil, como en el Rayo Vallecano con la familia Ruiz-Mateos o con el ejemplo de los equipos ingleses?
R. Influye. El modelo de gestión influye. El que aparezcan unos clubes con un modelo de gestión y otros con otro influye. El que se explicara muy mal esa conversión de clubes en sociedades anónimas y en lugar de conseguir que los clubes quedaran troceados entre sus socios al final fueran el juguete de grandes empresarios que no pusieron su dinero para conseguirlo ha destrozado ese concepto idílico que yo tenía del fútbol. Lo que no le veo es mucha solución. Pese a todo yo sigo discrepando con esa teoría general de que los clubes son propiedad de quienes poseen sus acciones. Se han garantizado el derecho a hacer negocio con ese club pero la propiedad sigue siendo del cliente, del que de verdad siente la camiseta, del que va al bar a pelear por la integridad de ese club. Los clubes que funcionan mal son aquellos en los que los dueños confunden ese concepto y atentan contra la afición, juegan contra la afición en vez de respetarla y el Atlético es el caso más claro.
P. ¿No cree que ante tales abusos de personalidades que vienen a adquirir un club de fútbol, que tiene una historia detrás pero que sólo lo conciben como negocio, debería intervenir el máximo organismo deportivo español como es la Federación?
R. La Federación ya no tiene poder sobre eso. Podría haber algún tipo de intervención estatal pero en realidad fueron los causantes de esto. No hay solución. No hay solución colectiva, las hay individuales pero por ley tú ya no le puedes quitar un club a alguien. No le veo mucha solución.
P. ¿Qué opina que por ello el abonado, el socio, el señor que si pierde su equipo ya está jodido toda esa semana y el niño de 10 años que lo pasa mal en el colegio; no lo tenga en cuenta el club a la hora de jugar con los intereses de la afición?
R. Me parece vergonzoso, pero es la propia afición, ese propio señor que está jodido en la oficina y ese niño de 10 años que lo pasa mal en el colegio; es el único que puede revertir la situación. Pero a la hora de la verdad se siente resignado, sin derecho, y cuando le toca intervenir, pacíficamente, se calla. Si las aficiones quisieran podrían hacerse escuchar mucho más en la gestión de sus clubes. No hay propietario que soporte una pitada continuada de su estadio.
P. Pero en el caso del Atlético de Madrid…
R. En el caso del Atlético de Madrid es el caso más claro que si la afición quisiera el Atlético de Madrid volvería a estar en manos de quien debería estar y gestionado con respecto a la camiseta. Pero el caso de Forlán es la demostración de que el aficionado del Atlético de Madrid ha perdido sus principios y sobre todo la unidad. Hay gente que hace mucho ruido que parece que está en contra de los actuales dueños “indebidos” pero a la hora de la verdad son una minoría.
P. Para usted, ¿Cómo tendría que actuar la afición, qué medidas tendría que tomar?
R. Expresar mayoritariamente un sentimiento de protesta contra los que están llevando la gestión del club.
P. Actualmente, con todas las protestas que ha habido…
R. Pero son minoritarias, muy minoritarias. Esto es desde el minuto 1 al minuto 90. Y eso no lo soportaría nadie. ¿Pero por qué no sucede? Porque la realidad es que la mayoría de la afición del Atlético de Madrid le da igual quién esté de presidente y qué hagan con su club. Porque la mayoría de la afición del Atlético de Madrid ya no es afición del Atlético de Madrid.
P. Por eso no acude usted al campo con la bufanda puesta…
R. Yo no acudo al campo con la bufanda puesta porque yo ya no soy aficionado del Atlético de Madrid, porque yo acudía al campo cuando era aficionado; ahora soy periodista y voy para trabajar. No porque tengo bastante respeto por el oficio que desempeño y tengo bastante respeto por el Atlético de Madrid, y sé que la bufanda la tienen que llevar quien de verdad se siente aficionado del Atlético de Madrid.

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