A
nadie se le escapa del conocimiento racional que J. Guardiola busca
un nuevo sistema de juego en el B. München. Su faceta como
revolucionario del juego y su capacidad para innovar en el aspecto
táctico fueron altamente elogiadas en su anterior etapa en Barcelona
y, a tenor de lo desarrollado por el conjunto alemán desde la
llegada de L. van Gaal, quizás sí se pueda definir como necesario
cierto cambio en la realización para no disfrutar del punto negativo
que supuso gran parte de la decadencia en el anterior mencionado
episodio: la conformidad y la previsibilidad.
Así,
y con varias ideas ya estructuradas listas para desarrollarse durante
la pretemporada, el técnico español se ha destacado, desde los
primeros días de entrenamiento, por probar nuevas fórmulas en el
ideario bávaro. Varias de ellas fueron expuestas en ese espacio con
motivo del primer partido oficial de la temporada 2013 – 2014
(SuperCup) y, conjuntamente, varias deficiencias derivadas de lo
expuesto también fueron exhibidas. Pero lejos de minimizar este tipo
de cambios J. Guardiola ha continuado ideando nuevas soluciones al
gran problema con el que se va a enfrentar en más del 76% de
partidos a disputar. Esto es: planteamiento defensivo del rival con
la totalidad de sus jugadores en campo propio.
Con
motivo de la tercera jornada de la Bundesliga se produjo la visita
del Nürnberg al Allianz Arena.
Como se esperaba una línea de cuatro defensas y otra de cinco
jugadores se implantaron a escasos metros del área propia, cediendo
todo el protagonismo al conjunto local y provocando un grado de
creatividad y acierto mayúsculo en esa última zona ofensiva.
La
novedad quedó implantada cuando desde el primer minuto de juego, y
siempre en fase ofensiva, Lahm pasaba a jugar como interior, posición
ya habilitada por el internacional alemán durante varios partidos de
pretemporada. Así, Boateng abría su posición hasta casi la banda
derecha, Dante quedaba como único defensa central, Bastian S.
retrocedía muchos metros, estando incluso a veces a la misma altura
que Dante; y Alaba cerraba el sector izquierdo. Este cambio de
posiciones y permutas en constante movimiento se veían
complementadas por la presencia de Thiago en el sector izquierdo como
interior y Mario Götze, el cual realizaba su debut en partido
oficial con Bayern München, se colocaba en la mediapunta, buscando
los espacios a la espalda de los centrocampistas rivales.
Para
una mayor fluidez en el juego y con el grave riesgo de pérdida y
desubicación de varios defensas, el joven alemán se encargaba de
complementar esa misión con dos acciones fundamentales: 1) Caída a
banda derecha para permutar con Robben, ya que Lahm ya no aparecía
por ese sector en fase ofensiva y Boateng, obviamente, no avanzaba
metros. 2) Retroceso de metros para entrar en contacto con Lahm y
Thiago. De esta manera se engrosaba un nuevo elemento en el centro
del campo y la superioridad en la creación de juego podría
considerarse como más satisfactoria.
La
salida de balón siempre recaía en Bastian S., líbero en plena
esencia que cedía el balón a Dante cuando ésta se producía por el
sector izquierdo. M. Mandzukic ejercía las funciones de “9”,
siendo la referencia del ataque, y F. Ribery siempre partía desde
banda izquierda aprovechando su desborde y (excepcional) estado de
forma y las combinaciones con Alaba cuando éste subía por banda,
siendo el único lateral en realizar tal función.
En
fase defensiva el equipo alemán siempre se recolocaba al esquema
conocido, simétrico y equilibrado. Por tanto, esta variación se
entiende en un contexto donde J. Guardiola entiende que el rival le
va a proponer un planteamiento defensivo y con líneas juntas. Por
ello cobra mayor relevancia las probaturas realizadas con Lahm en
pretemporada, si bien no se puede valorar como óptimo el resultado
de la idea. De hecho no fue la tónica general durante los 90 minutos
y los goles que supusieron la posterior victoria se produjeron con
otro esquema. Ya ubicado Lahm en la banda derecha, Bastian S. y Kroos
eran los mediocentros con Müller en la mediapunta. Es decir, Bayern
München acabó ganando el partido con un 4.2.3.1 que hizo recordar
el dibujo de J. Heynckes y, paralelamente, estableció (una vez más)
la importancia de Lahm como lateral derecho. Por lo que aporta y por
lo que supone para el rival. No obstante, las primeras sorpresas
tácticas se realizan. Son necesarias y complementarias.
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