Con
14 jugadores del primer equipo encaraba B. München el partido que
iba a definir su participación, o no, en las SemiFinales de la UEFA
Champions League. Pese a poseer un resultado favorable para sus
intereses, y condicionado por lo mencionado anteriormente, la
alineación de J. Guardiola fue la más ofensiva que se recuerda en
meses. Aunque sólo fuera, simplemente, por la cantidad de jugadores
de corte ofensivo.
Si
por algo se caracteriza la idea futbolística del entrenador español
es por la radicalización del gusto por la posesión de balón. La
necesidad es imperiosa para desplegar el fútbol que se interpreta
como propio y siempre, sin ninguna excepción, se vehicula lo
desplegado en el terreno de juego a partir del balón. Lo cual es
contraproducente al conocer el desarrollo de la plantilla a lo largo
de la presente temporada. En la zona donde más importancia deposita
el entrenador se han producido numerosas bajas, lesiones y ausencias.
Tantas que han degenerado en lo acontecido v Manchester United.
Conocido
es por la opinión pública que Lahm ha disputado la mayoría de los
encuentros en el centro del campo. Bien de mediocentro, bien de
interior. Pero lo inaudito fue vislumbrar a Alaba, lateral izquierdo,
posicionarse como interior izquierdo en fase ofensiva. Así, Kroos
jugaba como mediocentro y las bandas se cedían, en exclusividad, a
Robben y Ribery. El riesgo era máximo en transición defensiva tras
pérdida, principal déficit de B. München en la presente temporada,
pero la idea seguía las trazas conocidas.
Por
delante de ellos interactuaban hasta un total de ¡CINCO! jugadores
de corte ofensivo. A saber: Robben, Ribery, Götze, Müller y
Mandzukic. Esto era posible por el planteamiento del rival, con 9-10
jugadores en campo propio, y por la inercia del juego, posesión
elevada del conjunto alemán. De tal manera se exhibía una nueva
variante por parte de J. Guardiola y una nueva demostración de que
las condiciones de cada elemento deben ser aptas para con el balón.
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