lunes, 14 de octubre de 2013

Tabárez ha virado


En el mundo del fútbol siempre es capital entender el contexto del encuentro para conocer su posible desarrollo, planteamiento por parte de cada equipo y actitud desde el inicio. No obstante, este factor se definía como imprescindible en el Ecuador v Uruguay por tratarse del partido que iba a confeccionar, de manera directa, cuál de los dos jugaría la repesca para acudir al próximo Mundial de 2014. Bien es cierto que tras la conclusión del mismo restaría una cita por producirse pero a tenor de la distancia entre ambos y los rivales venideros el choque entre ambos era esencialmente necesario de victoria.


Por ello, y siendo Uruguay la que partía desde una posición inferior respecto a Ecuador, se esperaba al combinado de O. Tabárez con pasión típicamente uruguaya, garra e identidad propia. A pesar de jugar en Ecuador. Todo lo contrario. Lo planteado por el técnico todavía se sigue intentando de descifrar, entender las razones que llevaron a transitar por el campo con esa actitud y, obviamente, conceptualizar la idea que se buscaba realizar. No ya entender ésta sino conceptualizarla, ser consciente de lo que se pedía.


9 jugadores en campo propio

Eran los encargados de atacar, de buscar al rival, de llevar la iniciativa... de ganar. Y O. Tabárez implantó a tres centrales para dibujar un 5.3.2 con el cual Cavani y L. Suárez eran los encargados de rescatar algo en un naufragio augurado. La presión no era, obviamente, en bloque alto. Todo lo contrario. Los dos delanteros habitaban en campo rival cuando se producía la fase inicial de Ecuador pero su aporte defensivo de presión no era mayúsculo.


Balón aéreo

Parapetados en campo propio, con una línea de 5 hombres y otra de 3 muy cerca de área rival, las distancias entre estos 8 jugadores y los dos delanteros era claramente muy elevada. Las recepciones, por tanto, o se producían tras balón aéreo, que no pase aéreo, a merced de la inspiración de los mencionados ante una superioridad de rivales; o tras pase raso desde el medio del campo del jugador más adelantado. Toda una odisea la proliferación de balones y toda una quimera la realización de jugadas ofensivas en transición. No importaba, por la disposición y el trato del balón, lo más mínimo la capacidad ofensiva. Y esto, por rotundo que pueda resultar, se produce contando en tu equipo con, probablemente, dos de los cinco mejores delanteros en el panorama internacional ahora mismo.


Distancia hasta los delanteros

Cuando alguno de los carrileros optaba por avanzar metros y tratar de configurarse como un efectivo más de apoyo el resultado era negativo. La velocidad con que esto se producía era escasa, ínfima, y la colocación rival en campo propio suponía que mantenían ventajas numéricas sobre los pocos activos rivales. Uruguay no atacaba y cuando lo intentaba hacer con alguien más que Cavani y L. Suárez era ante un combinado que ya tenía definidas dos líneas de defensa.


Subida del carrilero

Recibir a Argentina ya es un mero trámite. Con casi total seguridad Uruguay jugará la repesca para acudir al próximo Mundial de Brasil. Su rival sería Jordania. De producirse su victoria hablaríamos de 6 equipos sudamericanos en un torneo que se disputa en uno de los templos futbolísticos de esa región. Pero O. Tabárez ha virado. En exceso. Y en esta ocasión sin argumento.

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