lunes, 22 de abril de 2013

About the weekend


La temporada pasada, siendo de transición y sin ninguna exigencia elevada, el O. Lyon habitó por Ligue1 sin el protagonismo que acostumbra. Y esta situación cambió radicalmente al inicio de la presente por el contexto reinante. Esto es: objetivo de plaza de UEFA Champions League y distancia respecto a PSG no excesivamente abultada. Alargada. Una vez erradicado el momento de forma por el cual se consiguió minimizar la diferencia con los parisinos, y estando el título de Ligue1 etiquetado, los recursos del equipo de R. Garde se trasladaban, de manera directa, al origen, a la vuelta a la máxima competición europea.

En el tramo final de la campaña la visita al Stade de la Mosson se definía, en un principio, como una de las más complejas a experimentar. Condicionado por la lesión de Lacazette, y siguiendo lo implantado recientemente, R. Garde colocó a Gourcuff junto a Grenier en la alineación titular. Así, y ante la falta de un extremo puro, el primero fue el encargado de transitar por la zona izquierda del terreno de juego, tratando de imitar el concepto al desplegado por Z. Zidane. Y el paralelismo, simplemente metafórico, se establece por las comparativas que se realizaron en el inicio de Gourcuff con el otrora “10” francés. Pero, más allá de lo imaginario, lo realmente sentenciador se ubica en que Grenier mantenía su radio de acción en zona central. No era él, inquilino primerizo, el que modificaba su posición.

Belhanda retrasado en zona central
Belhanda MP





























El esquema, por tanto, se dibujaba con un 4.3.3 o 4.1.4.1 dejando a Gonalons sin presencia amiga en el centro del campo. Era el único pivote del equipo y tanto Grenier como Malbranque se situaban unos metritos por delante. Como interiores. Se erradicaba pues la figura del mediapunta y se intentaba dar consistencia al ataque juntando una línea de cuatro hombres que pudiera dar fluidez a las combinaciones en ¾ de campo rival. Situaciones que, curiosamente, no se dieron. Por el planteamiento propio y por la actuación rival.

Si los focos se centraron sobre una figura en especial, y de forma perenne, ésa traza los rasgos de Belhanda. La gran sensación de la temporada pasada abandonó el doble pivote que llegó a ocupar en ciertos partidos y volvió a implantar su juego en la mediapunta. Donde mejor rinde. Donde se sabe diferencial. Y donde demostró ser, a un nivel elevado, un jugador capaz de condicionar el devenir de un partido. La falta de recursos de los dos mediocentros del Montpellier (Stambouli – Dabo) originó que el marroquí tuviera que situarse cerca de los defensas propios para intentar dar una salida al balón más clarividente. Y esto, una vez sopesadas las ventajas y los contratiempos, resultó por ser anecdótico. Por negativo.

Formación O. Lyon

La lectura del partido se elevó de manera exponencial en rasgos óptimos cuando, conscientemente, se decidió habitar continuamente por donde sólo existía una presencia mínima rival. Esto es: por donde jugaba Gonalons. Porque el cambio de sistema del OL generaba ese riesgo y Belhanda lo aprovechó para confeccionar una de las actuaciones más completas y de nivel en un jugador de Ligue1. No doubts. Catalizador de toda acción coherente de juego, su capacidad para interpretar diferentes fases del partido es tan elogiable como estimulante. Quizás se tarde tiempo en volver a ver al marroquí dando una exhibición como la descrita. Los jugadores tan delicados lo generan. Incluso en la derrota.

Fin a la época de Girard en Montpellier, técnico que conquistó la Ligue1 hace escasos meses. Nicollin confirma el fichaje de J. Fernandez.



Contra el Inter lo planteó mínimamente y contra la Lazio lo definió de inicio. A. Conte ha decidido, en el tramo final de la temporada, jugar con todos los mediocentros disponibles y un solo delantero. En las últimas fechas se ha hecho referencia a la necesidad de alinear a P. Pogba por su estado de forma y nivel, no señalando a ningún compañero en la zona central. Por lo que, obviamente, para que ello se produzca todos deben estar presentes. Y así se establece. La contrapartida principal que esto genera es la falta de recursos ofensivos porque, a pesar de las llegadas de A. Vidal y Marchisio (fundamentalmente), el bagaje ofensivo al término del partido es escaso.

Espacios tras Pirlo

La disposición situaba a Marchisio como mediapunta, siendo el más adelantado de los mediocentros y el más cercano a Vucinic. Pero ésa no es su posición. Vidal y Pogba habitaban por delante de Pirlo y éste, en ocasiones, veía su posición arrebatada por actividad del adversario. Este hecho es un gran hándicap del sistema implantado: al tener que estar más presentes en ataque los dos interiores los espacios que se conceden cuando el pivote falla son amplios. Y ahí Boateng supo ubicarse. Principalmente porque el AC Milan también cambió su formación y se estableció durante los 90 minutos con un 4.2.3.1. En principio, y en teoría, el centro del campo visualizaba superioridad de la Juventus, si bien lo descrito y realizado por el africano suponía mayor peligro.

Pogba, Vidal y Marchisio en campo contrario

Con un ritmo lento y sin excesivas ocasiones de gol, el partido hizo ver que las necesidades del equipo de Allegri se definen a raíz de la tercera posición en Serie A. Se exhibió la jornada anterior en el choque v Napoli y en el presente, no arriesgando bajo ninguna circunstancia neutral y con la garantía del que se sabe apto para conquistar el objetivo. Pero todo torna cuando el marcador es adverso, si bien las variantes fueron “hombre por hombre”, y una vez el máximo rival para la consecución de lo anhelado se ubica a una distancia mínima. La estadística de 14 partidos seguidos en Serie A sin conocer la derrota se ha erradicado en el Juventus Arena. Hacía referencia la misma a la totalidad del 2013. Algo ya pasado. En el pasado.

Calendario inmediato de AC Milan: v Catania, v Torino, at Pescara, v Roma, at Siena.

Calendario inmediato de Fiorentina: at Sampdoria, v Roma, at Siena, v Palermo, at Pescara.


La reaparición de G. Bale se producía en White Hart Lane. Tras ver cómo su equipo quedaba eliminado, en su ausencia, de la UEFA Europa League y con la necesidad imperiosa de conseguir una victoria ante la escuadra de Roberto Mancini. El margen de error, llegado Abril, es mínimo, casi inexistente, y las cuentas siempre se realizan contabilizando los partidos propios como victorias. Aunque la empresa sea compleja. Como en esta ocasión. El Tottenham de André Villas-Boas no hace distinciones entre lo inesperado y lo inalcanzable. Hasta que no se produzca tal definición, lo realizable es elogiable. Y adecuado. 


Como si fueran conscientes de que el espectáculo ofrecido en el primer periodo no había sido el adecuado, ni el esperado, ni siquiera el permitido; la salida del vestuario de ambos conjuntos fue tan explosiva como estimulante. Por lo que suponía y lo que dejaba entrever que iba a acontecer. Así, el Liverpool tuvo como máximo exponente principal a Sturridge, recién incorporado a la contienda. Su participación junto a Luis Suárez se hizo con los dos jugadores en el centro del ataque, compartiendo horizontal y conjuntándose en desmarques y movimientos. 




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