martes, 9 de abril de 2013

La importancia de contextualizar


El duelo entre los dos equipos de Manchester se presentaba con la carencia de un aliciente capital. Con la ausencia de un ingrediente diferencial. Y el producto, aunque mínimamente, se resentía. No obstante, para definir el sabor final se debía testar, quizás degustar, para finalmente juzgar. Y en esa situación reinante el contexto torna como presente. Porque no se puede entender el desarrollo de la Premier League sin contextualizar todo lo ocurrido en la última década. Por necesario e ilustrador.

Hay que remontarse a la temporada 1994 – 1995 para encontrar al último campeón de la competición nacional que no esté en el grupo europeo formado por Manchester United, Manchester City, Chelsea, Arsenal y Liverpool. Un total de ¡DIECISIETE! ediciones se han disputado desde aquel momento y de los mencionados sólo cuatro han conseguido campeonar. Esto es: Manchester United en 10 ocasiones, Arsenal en tres, Chelsea en tres y Manchester City en una.

Relación campeones Premier League desde 1994
Además, es necesario realizar la siguiente puntualización: los dos últimos expuestos han visto posible tal logro por la entrada/llegada de capital extranjero y privado a sus entidades. O, lo que es lo mismo, han experimentado un cambio radical sólo posible por un fenómeno contemporáneo, de cercana introducción. Y junto a los otros dos restantes se ubica el Liverpool, subcampeón en dos temporadas. Más allá de lo expuesto no se vislumbra ningún atisbo de variante. Por tanto, cuando se colocan exigencias y se demandan sus consiguientes resultados es arbitrario producirlo en referencia a lo vivido. A lo presente.

Las demandas de Roberto Mancini sobre el tiempo que necesita una entidad para configurarse como potente y referente en el panorama internacional no poseen, por tanto, tanto descrédito como se le vincularon en un primer momento. Porque, sencillamente, la situación del ManCity no se puede comparar con la reinante en Paris (PSG). Sin embargo, lo que a unos se le exige a otros se le presupone. Y en esa disyuntiva, cuando no se produce ni un evento ni otro, las diferencias vuelven a escenificar que el status quo se puede variar en un periodo de tiempo corto. Para prolongar se necesitan otros requisitos. Otras cualidades. De ahí la complejidad del objetivo. 

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