En el periodo de fiestas navideñas la Premier League no ha
reducido su ritmo de competición. Todo lo contrario, la consecución de jornadas
se han concatenado hasta tal punto que se han disputado ¡CUATRO! jornadas en la
competición nacional a lo largo de 16 días. Desde la jornadas número 17 hasta
la jornada número 20, ambas incluidas, han tenido lugar numerosos partidos que,
como era de esperar, han dejado varias conclusiones inesperadas antes de su
realización. Pero, como ya es sabido, este periodo depara eventos imprevistos.
El Manchester City ha experimentado resultados impropios a
su calidad y profundidad de plantilla, requisito que hacía presagiar una
actuación óptima en fechas de gran concentración de partidos. Pero su renta se
ha visto reducida al mínimo (3 puntos) y los dos partidos previos al encuentro
v Liverpool fueron estigmatizados. Porque at WBA la ineficacia en la creación
de jugadas de gol estuvo presente y, ya de manera definitiva, quedó evidenciado
que Nasri no es definible como un jugador diferencial. Es más, su rendimiento
sigue la evolución tardía y discontinua que se vislumbró en el Arsenal. Por
ello las dudas respecto a la participación de Milner quedan difuminadas. Y la
contundente victoria cosechada ante el conjunto de Liverpool ha minimizado las
críticas vertidas sobre Roberto Mancini por el encuentro perdido at Sunderland,
siendo muchas ya reiterativas, carentes de fundamento y efímeras. Lo cierto es
que ese partido fue de dominio visitante sólo resuelto por una jugada al
término del mismo en contraataque y con la totalidad de los jugadores en campo
contrario. Destacable y elogiable. Ahora bien, incidir sobre la importancia de
Silva y Agüero en el combinado es establecer algo ya postulado. Lo anormal es
criticar su no participación desde el inicio en los más de 44 partidos que va a
disputar el conjunto de Manchester. El evento contrario también sería,
paradójicamente, igual de censurado. He ahí el problema.
Tanto Fulham como Wigan, los dos primeros rivales del
Manchester United, vieron cómo el marcador reflejaba un 5-0 en contra. Esa
superioridad exhibida por parte de los red
devils se ha visto contextualizada
por la derrota, en Old Trafford, v
B. Rovers. Uno de los peores equipos de la Premier League no sólo fue capaz de
ganar a domicilio al Manchester United sino que evidenció las carencias del
cuadro de Ferguson. A saber: falta de centro del campo, ineficacia defensiva,
desajustes de rendimiento en los extremos ofensivos, incompatibilidad de
Berbatov con otro delantero, actitud extradeportiva de ciertos jugadores. Con
todo y con ello es capaz de mantener el ritmo del ManCity (en cierto modo) y, a
la espera de disputarse el partido aplazado del Tottenham, mira con
preocupación la situación de los antes referidos. Existe irregularidad y
carencia de actitud. Sensaciones contradictorias. Sobre todo
teniendo presente la imagen ofrecida v B. Rovers y at Newcastle.
Existiendo para ambos equipos sólo un rival de elevado
nivel, tanto Chelsea como Tottenham han disputado un partido entre ambos en
este periodo. Y el empate en White
Hart Lane puede considerarse positivo
para los locales porque ha sabido aprovechar la inconsistencia del equipo de
Londres a lo largo de estas últimas dos semanas. Al empate como local v Fulham,
tratándose de un partido realizado con seriedad y mostrando superioridad, hay
que añadir la derrota, también en Londres, v A. Villa. Desde hace un par de
meses la crítica generalizada no reporta buenas opiniones sobre André
Villas-Boas. Y lo evidente es que su planteamiento/filosofía está variando para
primar más el resultado inmediato que lo implantado al principio de la
temporada. Sí cabe destacar que está entre los tres primeros equipos de la
Premier League en cuanto a porcentajes de posesión de balón, por encima incluso
del Swansea City, paradigma idóneo de tal funcionamiento. Parece ser que no
basta con ser partícipe de tal característica y al ya consabido y habitual nulo
rendimiento del delantero español Fernando Torres las filtraciones de malestar
en el vestuario del Chelsea se tornan como presentes. Esta temporada es la más
complicada para aspirar a los puestos que dan derecho a jugar la UEFA Champions
League, siendo este objetivo el marcado por hasta ¡SEIS! equipos. De tal
circunstancia derivan las dudas que existen en varios clubs de primer orden
europeo. La conquista se postula como estresante.
Porque otros dos equipos de Londres, Arsenal y Tottenham,
están capacitados para opositar a la tercera posición. El segundo parece el más
preparado para conseguir la empresa señalada, más teniendo en cuenta que no
disputa competición europea y que su “XI” es de garantías y el funcionamiento
del mismo se vislumbra como eficaz y automatizado. Cuenta el Arsenal con el
hándicap de tener que conseguir puntos en la competición nacional de manera
continuada y regular para paliar el mal inicio de temporada. Se está
convirtiendo en un factor decisivo para medir sus opciones reales de
clasificación para la máxima competición europea y, si estudiamos el empate v
Wolves y la derrota al Fulham, se puede afirmar que la gravedad se amplía por
la siguiente razón: el hecho de no conquistar los tres puntos en ambos partidos
se debe a un mal ya conocido en la entidad de Londres atribuido al azar por
unos y a la falta de control para otros. Sea cual fuere la función principal
que provoca tales desequilibrios, esas pérdidas de puntos en partidos donde se
es superior merma el potencial del conjunto, afecta a la mentalidad inmediata
del equipo y deriva en situaciones de controversia.
El inicio prometedor del Newcastle se definía como casual y
perenne. Así está ocurriendo, mas la séptima posición actual es de un mérito
superfluo. Más aún si tenemos en cuenta que en la última cita ha ganado al ManU
de una manera incontestable. Los logaritmos postulan la supremacía e
importancia de D. Ba en el equipo: 15 goles en 18 partidos que suponen el
51.72% de los goles del Newcastle. Aprovechando la indecisa temporada del
Liverpool su rendimiento está por encima de lo esperado y exigible. Rentabilizando
su alto puntuaje al inicio de la competición la renta que posee le permite
encarar los próximos partidos son la planificación necesaria para volver a
inquietar la existencia del Liverpool. Y es que el equipo de Dalglish sólo ha
ganado un partido de los últimos cuatro. Y cabe destacar la derrota at ManCity,
siendo ella un indicativo claro de cuáles son las aspiraciones reales de la
entidad. Ahora bien, la ausencia de Suárez en los próximos ocho partidos (ya se
ha cumplido un partido de sanción) hacen presagiar momentos de incertidumbre
ante la falta de efectivos reales y palpables. Nunca ha sido un candidato en
firme para competir por los cuatro primeros puestos de la Premier League. La
evidencia se está postulando como el mejor argumento.
Hablar del Stoke City es hablar de elogios y continuas
críticas positivas. Bien es cierto que la imagen ofrecida at ManCity no fue
adecuada ni seria, pero a pesar de ello y de haber conseguido 5/12 puntos las
exigencias no se pueden elevar. Es el equipo que está inmediatamente después de
los 6-7 primeros clasificados, siendo una situación afable y comparable a lo
que se le puede exigir al Sunderland de M. O’Neill, artífice del Aston Villa
atractivo y permutable de temporadas anteriores. Las dos últimas victorias le
sitúan en una décima posición con ventaja de nueve puntos sobre el descenso. Su
metodología ya se evidencia y el acierto de los directivos para con su contratación
puede resultar implosiva.
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