sábado, 23 de marzo de 2013

Esa zona que no genera y las zonas de Leo


Argentina comanda la clasificación para el próximo Mundial 2014 de forma segura. Si bien Colombia es un rival que se sitúa en una posición cercana a la del conjunto de A. Sabella, el poderío ofensivo que poseen los argentinos está siendo suficiente para no complicar un camino cuyo resultado todos esperan como positivo. No obstante, y de manera principal, se postulan tres pautas en el juego de Argentina cuya plasmación es interesante. Por lo que suponen y por lo que pueden llegar a antojarse.

  1. Balón largo de Mascherano

El hecho de contar con una amplia nómina de efectivos ofensivos supone que A. Sabella deba jugar con una cuantiosa paleta de esos recursos. Lo común es ver a cuatro jugadores de corte ofensivo en la alineación titular y esto, obviamente, supone una menor presencia en el centro del campo. El doble pivote queda confeccionado por Gago y Mascherano, intentando complementarse ambos según sus cualidades divergentes. La importancia de estos dos jugadores, de este esquema de dos mediocentros y de esta zona de actuación es tan palpable que ocupa dos puntos de análisis.

Desplazamiento en largo de Masche (I)
Desplazamiento en largo de Masche (II)





























Así, Mascherano es el jugador que retrocede metros para colocarse, en ocasiones, a la altura de los centrales, habilitando una subida de los laterales hasta áreas de campo contrario. La salida de balón, una vez producido tal evento, se realiza con una premisa clara: no perder el balón. Quizás por este condicionante lo recurrente es el balón largo a una banda, principalmente al espacio que habilita un lateral propio. Las combinaciones con Gago en corto para superar líneas de presión no se producen y la única opción de jugar el balón en raso se ubican en su compañero.

  1. Balón raso profundo de Gago

Gago, el único mediocentro que juega balones sin desplazamientos aéreos, es el encargado de contactar con Leo o cualquier otro efectivo. Sin embargo, es una constante ver cómo el avance de metros tras pase es gracias a golpeos profundos buscando la espalda de la defensa y el desmarque del delantero. Higuaín está en continuo movimiento con la finalidad de encontrar espacios y la primera opción se torna como evidente.

Balón en largo raso de Gago (I)

Balón en largo raso de Gago (II)




























Curiosamente, el retroceso de metros de Leo a zonas centrales posibilita a Gago el primer apoyo pero la efectividad de ello no es elevada porque requiere que el primero genere desequilibrios a través de regates en estático o en velocidad. Es decir, se depende del factor individual para superar líneas de presión en el centro del campo provocado por la escasez de generación de juego de los centrocampistas argentinos. Además, la consecuencia directa dibuja un cambio radical en la actuación de Leo según el área de acción que ocupe.

  1. Ubicaciones de Leo

Abandonar el campo rival para entrar en contacto con el balón no es un factor desequilibrante para el juego de Leo y para los intereses de Argentina. Los resultados que se obtienen con el “10” en una posición u otra son tan elevados que sus dos asistencias v Venezuela lo constatan sin réplica alguna. Es tan sencillo el razonamiento como que los jugadores ofensivos generan más productividad para su equipo cerca del área rival. Por ello, todo lo referente a obligar a Leo ubicarse cerca del doble pivote es un hecho contraproducente. 

Messi en el centro del campo

Messi en ¾ de campo rival




























Pero, a su vez, Argentina cuenta con la presencia de otros tres jugadores de ataque en posiciones adelantadas. Quizás de esta manera se note menos lo negativo de su ejecución. Ante rivales de mayor exigencia se despejará tal interrogante. 

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