sábado, 30 de marzo de 2013

Movilidad y lecturas


Uno de los partidos más exigentes que le quedaban al PSG en Ligue1 era v Montpellier. Si bien pocos dudan ya de su conquista en el campeonato nacional al término del mismo, el enfrentamiento contra el vigente campeón le suponía unos índices de compromiso altos. Por tres factores principales: 1. Partido a disputarse ante Montpellier, rival exigente. 2. Partido a disputarse tres días después de los compromisos nacionales de sus jugadores. 3. Partido a disputarse en la víspera de los Cuartos de Final de UEFA Champions League (v FC Barcelona).

Todo ello confeccionaba la cita en París como de obligada visión. Y el equipo de C. Ancelotti, siguiendo el patrón instaurado desde hace escasos meses, no varió su formación. Así, los automatismos se mantenían y la actuación del combinado seguía las pautas conocidas. Verratti era el primer argumento en la salida de balón, siendo siempre la primera opción de los centrales con posesión de balón propia. Y, tras producirse lo mencionado, se genera lo realmente importante en el PSG.

Recepción Verratti y colocación

Las opciones que vislumbra Verratti por delante de su posición poseen unas ubicaciones muy distintas a las que dibujan de inicio. Esto es: tanto Chantome como Pastore centran su posición de manera descarada provocando que el 4.4.2 plasme un rombo en el centro del campo. O, lo que por momentos era lo mismo, que el esquema fuera un 4.1.3.2. El hecho de jugar sin extremos puros habilita esta situación que, no obstante, no suele ser especialmente positiva para la generación de juego.

Chantome y Pastore se centran

La consecuencia directa de estos movimientos es la cesión de espacio en las bandas a los laterales, siendo una referencia a manejar en la paleta de desplazamientos posibles por parte de los mediocentros. G. van der Wiel, jugador cuyas aptitudes explotan esta circunstancia, era una constante en el carril diestro. Pero hasta Maxwell, no siendo un lateral eminentemente ofensivo, se ubicaba en campo contrario, superando la línea divisoria, cuando el PSG poseía el esférico. Por tanto, Ancelotti disponía una acumulación en el centro del campo de jugadores aptos para jugar en esos perímetros y una presencia de laterales sin marca fija.

El riesgo que esto conlleva es evidente. Y el Montpellier supo descifrarlo. Cabella, que reaparecía tras lesión datando su último partido del 09.02.13 (at Saint-Étienne), permutó en varias ocasiones a la espalda de Verratti y Matuidi. En la mediapunta, detrás del “9”, su presencia se hacía vital para los intereses de los visitantes. Muchas de sus recepciones se producían con espacio y tiempo para actuar. Circunstancia ésta que pone en evidencia las carencias del PSG en la marca zonal y global. También fue posible por la inclusión de Belhanda en el doble pivote, hecho que el que edita no recuerda haber vislumbrado con anterioridad. Ha sorprendido porque, de hecho, cuando al inicio de la temporada 2012 - 2013 coincidía con Cabella uno de los dos jugaba en banda.

Cabella

El planteamiento ante el FC Barcelona será radicalmente opuesto, cediendo el balón y colocándose en campo propio muy cerca del área propia. Pero la colocación en áreas centrales de los dos jugadores llamados a jugar en banda puede ser un evento que se reproduzca de nuevo. O, directamente, la inclusión de un mediocentro posicional que no varíe su ubicación. Sea como fuere la movilidad es una nota común en este PSG y, parece ser, para Ancelotti. Los resultados de ello, sin embargo, no son idílicos.

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