lunes, 30 de agosto de 2010

La injusticia del fútbol


Cuando haces una apuesta arriesgada pero firme para asentar las bases de un equipo de fútbol puedes optar por muchas variantes. Un juego defensivo, raquítico; un despliegue táctico rácano, poco atrayente... o por el contrario puedes optar por utilizar a jugadores que no superan los 25 años de edad e inculcarles valores futbolísticos dignos de un esquema superfluo. De tal manera, eligiendo la segunda te arriesgas a que te tilden de “provocador”, “kamikaze”, “temerario”. No obstante, otros consideramos que esa es la forma perfecta de vislumbrar el mundo del fútbol. Con todo y con ello, nadie te augura tiempos de éxito.
El fútbol es muy caprichoso, se le relacionan muchos tópicos banidos y carentes de sentido pero a pesar de ello todo el mundo tiene opinión sobre él. Ahí radica la presión continua a la cual están sometidos los entrenadores de equipos profesionales. Quizás en esa circunstancia se explique el hecho de que, cada vez más, existen combinados incapaces de desplegar un juego combinativo. La máxima expresión la encontramos en el actual FC Barcelona comandado por Pep Guardiola, mas hace 15 temporadas que un desconocido aventurero francés aterrizó en un club de Londres con ideas y esbozos definidos por el gusto del balón.
Arsène Wenger es un romántico de este deporte. Trabaja la cantera y con ella potencia el primer y más importante activo de la entidad londinense, el combinado profesional. Conocidos son los casos en los que jugadores con contratos y edades juveniles emigran hacia las islas para convertirse en grandes estrellas mundiales pasados unos años. Las fases de rendimiento y formación de un jugador conllevan una serie de reglamentos externos y competencias internas que, siendo objetivos, son más fáciles de llevar en España que en Inglaterra. El hecho de que exista una liga de reservas provoca que los jugadores noveles de grandes equipos tengan que verse obligados a competir en ligas inferiores sin ningún tipo de presión o recurran a las cesiones, no dando siempre un buen resultado mencionada fórmula. Sin embargo, un filial en cualquier grupo de la segunda división “B” o en la Liga Adelante de España posee niveles de exigencia mayores que a la larga favorecen la progresión de un jugador joven y necesitado de minutos. Por ello, el mérito del cuerpo técnico residente en Londres es aún mayor.
A lo largo de 15 temporadas Arsenal FC ha conquistado un total de 7 títulos, cifra acortada por varias finales perdidas. Más allá de los números, que otorgan a Wenger como el mejor entrenador de la historia de Arsenal FC, está el trabajo y las sensaciones. En su haber destaca el título de liga conquistado en 2004 tras acabar invicto la competición, hito únicamente alcanzado por Preston North End en la temporada 1888-1899. Su estilo de juego es reconocido por todos y ajustado a unos patrones de toque, calidad y mimo del balón. Su visión de tal deporte es meridiana y concisa, su capacidad de mejora es evidente.
Y es que se puede afirmar que el fútbol no ha sido del todo justo con un Wenger y un Arsenal FC que juegan dando placer al espectador. A pesar de ello, mucha gente tiene depositadas enormes esperanzas en un equipo formado por jugadores asentados varias temporadas en el club poseedores de una edad media idónea para triunfar. El propio entrenador así lo ha declarado. Esperemos que esta temporada se eliminen los errores de épocas pasadas y por fin veamos campeonar, de nuevo, un estilo de juego venerado e idolatrado por románticos del fútbol.

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