sábado, 28 de agosto de 2010

Ni fin de ciclo ni comienzo de uno nuevo, peregrinación


No existe nada de oportunismo sino todo lo contrario. Los hechos vividos hace apenas unas horas en Sevilla reafirman la teoría de que Antonio Álvarez no era una buena idea para ocupar el banquillo sevillista y de que Manuel Jiménez no era otra cosa que un parche con poco adhesivo. Siendo realistas, de lo que hoy vive el Sevilla FC es de la herencia dejada por Joaquín Caparrós, de lo inculcado y conseguido por Juan de la Cruz Ramos y de la presencia de Ramón Rodríguez Verdejo (Monchi) y Pablo Blanco. Aún así, se atisban más oscuros que blancos por Nervión. Y es que, cuando las cosas se hacen en el último momento y deprisa (véase gol de Rodri en el último minuto de la última jornada) las consecuencias se pagan con posterioridad.
La confección de la plantilla no es del todo defectuosa, pero sí que escasean recursos más seguros que posibles retos formativos con Dabo, Alexis, Alfaro o el todavía “missing” Guarente. La incorporación el año pasado de Álvaro Negredo rompía con la política de fichajes seguida desde hace tiempo por parte de la junta directiva de fichar a jóvenes promesas. Este jugador, consolidado en la Liga BBVA e internacional con la actual Campeona del Mundo (España) no ha conseguido cautivar a una afición exigente, impaciente y apasionada. Visto lo cual, la única garantía de éxito sigue reinando en los goles de los de siempre, la pareja L. Fabiano-Kanoute. Pareja que alcanza la treintena en goles… y en años.
Muchos consideraban, por no decir todos, que Sporting Clube de Braga era un simple trámite, un rival asequible y un respiro para sus corazones. Aún así, y a falta de confirmación, todavía algunos creen que la eliminatoria está por disputarse y que lo ocurrido no ha sido más que un simple sueño tonto, una pesadilla pasajera. Sin embargo, cuando un equipo consigue pelear la Liga con todo un Sporting Clube e Benfica y quedar en una segunda posición por delante de ilustres y consolidados como FC Oporto y Sporting Clube de Portugal es que detrás existe trabajo, humildad, y en este caso en concreto, una amplia nómina de brasileños.
El partido de ida fue una batalla deportiva igualada por momentos y controlada por ambas entidades en ocasiones. No obstante, la diferencia en estos momentos radica en un cabezazo al palo o al fondo de la red. El partido de vuelta… es digno de mención. Con un resultado final de 3-4 para los “Guerreiros do Minho” poca justificación existe. No se puede apelar ni a la mala suerte ni a las ocasiones desperdiciadas: a su manera, los chicos de Paciencia desplegaron todas sus armas y su repertorio en cuanto a efectividad de cara a gol se refiere. Justos vencedores de la eliminatoria y rival incómodo para cualquier equipo que juegue contra ellos en esta renovada edición de la UEFA Champions League. Sin embargo, no ha lugar a dudas de que a partir de ahora todos tendrán más respeto y más consideración hacia los portugueses que su anterior víctima. Y si no, que se pasen por Nervión.

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