miércoles, 17 de noviembre de 2010

Brasil 0-1 Argentina


En un partido que se presumía como atractivo y vistoso la decepción reinó y la escasez de buen juego nunca apareció.  En un partido con un ritmo lento implantado por la selección canarinha, la creación en el medio campo era nula: simplemente músculo. Como principales argumentos atacantes (Ronaldinho, Neymar, Robinho) la falta de una referencia en ataque provoca en la defensa argentina un desajuste influido, en parte, gracias a la movilidad de los dos extremos brasileños. Aún con ello, pocas ocasiones. Dinho camina por el terreno de juego y Neymar dea sensaciones de no ser un jugador diferencial a pesar de sus diagonales y regates. Robinho tuvo una aparición… en el minuto 51. Su estatus de intocable en la selección se antoja efímera. En cuanto a la defensa, la aparición de un cuestionado David Luiz en el eje izquierdo le proporcionaba a Brasil la garantía de seguridad al tener a Ramires metros por delante y al no actuar como lateral izquierdo (véase pasada actuación frente a Hulk). Lucas Leiva desentona entre tanto poderío físico, nulo a la hora de sacar el balón jugado.
Pastore jugó con libertad de movimientos por toda la zona medular del campo arropado por Di María pegado a la banda izquierda y Messi partiendo desde muy atrás hacia el área media. A Higuaín todavía le siguen esperando que se baje del autobús. No obstante, con Pastore y Banega de titulares defines tu idea futbolística: toque y construcción de juego. Mascherano como pivote defensivo y principal liberador de ambos. La buena noticia no es otra que la conexión Pastore-Messi es cada vez más fluida, buscándose los dos en todo momento y gustándose mientras tanto. Por el contrario, Messi juega con automatismos Barça: diagonales hacia el centro debido a que hace años que abandonó el juego de banda. Recibió muy lejos del área rival el balón y ello influyó en su desgaste y en su continuo empeño por querer fabricar la jugada definitiva. Con la entrada de Lavezzi terminó por ajustarse en el esquema como referencia central y fue, gracias al último, por lo que Argentina ocasionó peligro por la banda derecha. Todo es más sencillo cuando se eleva el nivel de intensidad.
Para finalizar un gol “made in Messi” en el cual regatea a tres jugadores y define por raso para batir a Víctor. Victoria en los últimos minutos que deja sensaciones agridulces debido a que fue un choque de poca intensidad, ritmo lento y decepciones individuales.

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