La principal circunstancia que deriva del empate entre
Liverpool y ManCity es que aumenta en un punto la distancia entre los clubs de
Manchester y que los locales ven cómo las posiciones de UEFA Champions League
le son ajenas. Pero, si algo destaca sobre el resto de los síntomas evidentes,
es que Tottenham Hotspurs puede colocarse en segunda posición si es capaz de
ganar su encuentro aplazado aprovechando la racha de ¡DIEZ! partidos invicto,
sumando nueve victorias y un empate. Y por consiguiente, como no podía ser de
otra manera, Chelsea y Arsenal obtienen un beneficio directo tras este empate:
los primeros por recortar distancias y eliminar momentáneamente críticas
injustificadas y los segundos por no ver aumentada la diferencia respecto a los
puestos que dan derecho a disputar
competiciones europeas. Sin embargo, el choque expuesto para la jornada del
Domingo deja cuatro apuntes rígidos.
1.
“XI”
de Dalglish
La sobreabundancia de centrocampistas en el “XI” de Dalglish
para este partido puede definirse como algo ya habitual para algunos. No obstante,
atendiendo a la movilidad de Downing y al rol específico de Leiva, Adam y
Henderson sólo dos jugadores de corte ofensivo y entregados en su totalidad a
tal faceta eran partícipes de inicio. No se puede afirmar que haya sido un planteamiento
basado en las aptitudes propias porque, sin ninguna otra lectura posible, lo
que se buscaba era erradicar la generación de juego de Silva en ¾ de campo y
anular las consiguientes combinaciones con Nasri y Agüero.
2.
Espesura y nulidad
El Liverpool tiene una capacidad innata para difuminar
encuentros esperados con armonía por la excepcionalidad del mismo. Todo el
primer tiempo ha sido un claro ejemplo de ello y sólo en la segunda parte del
encuentro, quizás influenciado por el contexto, ha dado argumentos para pensar
que ha sido superior a su rival. No existiendo sensación de control por parte
de ninguno de los dos contrincantes, eventos puntuales han decidido la suerte
final. A saber: marcaje de Kuyt a Kompany en el córner de primer gol, gol
realizado en acción aislada, actuación de Hart emulando a Krull. El tramo final
ha sido un monólogo de los locales, sólo maquillado negativamente por las
decisiones debatibles de Dalglish.
3.
Variaciones con sentido
Mancini, sabedor de que sólo juega la baza de ganar una
Premier League decantada para muchos analistas, afronta los partidos siguiendo
un patrón determinado. Da igual que el rival posea un nivel propicio para
derrotarle. Y tal detalle es elogiable. Así, cuando decide jugar con un solo
delantero al uso no se puede considerar como un acto defensivo y de concepción menor
porque la variante que se realiza es la colocación de Silva en la mediapunta,
quizás en el área donde mayor influencia tiene. El hecho de no tener que partir
desde una banda le reporta aspectos intrínsecamente ligados al rendimiento
superior del equipo. Puntualización necesaria. Pincelada del técnico italiano loable.
4.
Disposiciones temporales erróneas
Sólo tras la expulsión de Balotelli Dalglish decidió dar
entrada a Carroll. Incluso con empate en el marcador. Y, a tenor de lo visto
durante el encuentro, no parece que el hecho de colocar a Suárez en punta sea lo más idóneo para los
intereses del Liverpool por: 1) Falta de referencia en ataque. 2) La permanente
movilidad del uruguayo propicio espacios sin aporte ofensivo para el equipo. Pero,
si tales acciones son discutibles, no lo es menos el hecho de que Mancini
tardara hasta el minuto 65 de partido la sustitución de Nasri. En su lugar
entró Balotelli, jugando con dos atacantes, evento que favorece al juego
desplegado por Agüero. La poca utilización de Adam J. no es un indicativo
premonitorio pero sí negativo. Lecturas positivas para ambos: escasas.
Artículo publicado en Fútbol Británico: http://futbolbritanico.com/2011/11/cuatro-apuntes-rigidos/
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